El 21 y 22 de marzo se celebran el «Día Internacional de los bosques» y el «Día Mundial del agua». Sea propicia la oportunidad para recordar que la deforestación de los bosques, la sequía y la escasez de agua están estrechamente relacionados entre sí, con graves consecuencias ambientales y sociales.
En casi todo el planeta la escasez de agua se ha vuelto una situación cada vez más aguda. Existen varias causas que explican el problema:
- Escasez de agua por causas económicas. La carencia de recursos monetarios, el desvío del dinero hacia otras áreas y la corrupción, dan como resultado una gestión inadecuada de los recursos hídricos disponibles. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, la escasez de agua por razones económicas suele ser la principal causa por la que la mayoría de países o regiones la padecen, puesto que estos poseen suficiente reservas de agua dulce pero carecen de la infraestructura para distribuirla entre su población, o de los recursos para renovar dicha infraestructura.
- Falta absoluta de agua. La escasez absoluta o escasez física de agua es el resultado de la insuficiencia de los recursos naturales de agua para abastecer la demanda de una región. Por ejemplo, los desiertos.
- Escasez de agua debido al aumento de la temperatura global. Solo en 21 años de este siglo la temperatura ha batido su récord 17 veces. Como consecuencia va aumentando la sequía y la disminución de las reservas de agua.
- Escasez de agua por causa de la deforestación de los bosques. El ciclo del agua es un proceso natural que se ve afectado por la reducción progresiva del tamaño de los bosques debido a la tala de árboles y los incendios forestales, tanto naturales como provocados por humanos.
- Contaminación del agua. Aunque en un país o una región exista suficiente cantidad de agua dulce, una buena parte ha sido contaminada de tal modo que no es apta para el consumo humano, ni la industria o la agricultura.
La deforestación de la selva del Amazonas y sus repercusiones sobre la América del Sur.
Cada árbol talado en la selva lluviosa del Amazonas provoca una disminución infinitesimal de la humedad de sus bosques. Cada hectárea talada augura mayor escasez de agua en el futuro. No se sabe a ciencia cierta si son un millón, diez millones, cien millones o más los árboles que se pierden en un año en el gran pulmón sudamericano. Veamos el siguiente ejercicio:
Se sabe que se deforesta el equivalente al área de tres campos de futbol por minuto utilizando las infernales «cosechadoras de árboles», cada vez más «eficientes», capaces de «procesar» y «despachar» en cuestión de segundos un árbol, al que le ha tomado diez o cien años para crecer. Hay muchos videos que muestran estas máquinas taladoras de árboles. En este video una máquina tala, corta las ramas y trocea siete árboles en tres minutos. Esto equivale a 140 árboles por hora, con un solo operario. ¿Cuántos árboles arranca en una jornada de 8 horas? ¿Cuántos árboles talan 100 de estas máquinas en un día? ¿Cuántos en un año de 300 días? ¿Cuánto tardan 100 máquinas en cortar 10 millones de árboles? Haz tus cálculos y verás la magnitud del problema que se nos viene encima.
La deforestación no solo es para obtener recursos madereros y papeleros, sino para ganar espacios para otros fines. Nosotros hemos identificado y presentado en un formato muy fácil de visualizar, doce objetivos de la deforestación de la selva del Amazonas.
Los 12 peligros que se ciernen sobre la selva del Amazonas:
- Tala de árboles para abastecer la industria maderera, papelera y otros sectores. 2. Siembra de la palma de aceite. 3. Siembra de soja. 4. La agricultura extensiva. 5. Cría de ganado. 6. Explotación petrolera. 7. Oleoductos. 8. Gasoductos. 9. Minería. 10. Carreteras que atraviesan la selva. 11. Represas hidroeléctricas que inundan y trastocan los ecosistemas. 12. Urbanización de la selva.
Si no se detiene la depredación del Amazonas irá aumentando la escasez de agua en la región.
En la selva del Amazonas existen cerca de 80 mil clases de árboles y más de 140 mil especies de plantas. Son cientos de millones de ejemplares que absorben agua y luego devuelven inmensas cantidades de vapor de agua a la atmósfera, una mega transpiración que forma las nubes, de las que regresa el vital líquido mediante las lluvias, que en parte se precipitan sobre la propia selva, con lo cual sus bosques mantienen una humedad constante, y en parte riegan lugares lejanos como la cordillera andina.
Esta gigantesca maquinaria bioquímica nos da idea de su importancia y explica por qué se le denomina «pulmón del mundo», a la vez que preocupa que pudiera desaparecer en unas cuantas décadas.
¿Cómo resolver el problema de la escasez del agua?
Se debe obligar a los gobiernos a construir, renovar y ampliar la infraestructura de distribución de agua existente. Si un país carece de los recursos, debe buscar financiamiento para acometer las obras. Hacer seguimiento para que los recursos no se desvíen hacia otra parte.
Según página de la ONU, se puede obtener agua mediante «captura de agua de la niebla, la protección de los humedales o técnicas como la «agricultura de conservación» que permite preservar la estructura del suelo, la materia orgánica y la humedad pese a la disminución de las precipitaciones».
El río Amazonas es el más largo y caudaloso torrente del mundo. En teoría, una pequeña parte de este caudal sería suficiente para cubrir las necesidades hídricas de Suramérica y hasta Centro América. Cada segundo se vierten millones de metros cúbicos de agua dulce al océano Atlántico. Pero en la práctica, «la minería, las exploraciones petroleras y las descargas directas de las aguas servidas son factores que inciden negativamente en el procesamiento de agua para consumo humano», como señala WWF Ecuador.
El río Orinoco, el segundo mayor de América, está apenas a 300 kilómetro de Caracas. Sin embargo, la capital de Venezuela padece de racionamiento de agua de forma casi permanente. «Las aguas de los ríos Orinoco y Caroní carecen de iones cálcicos y magnésicos a causa del nivel bajo de dureza del agua, lo cual las clasifica como aguas muy suaves que pudieran acondicionarse con tratamientos convencionales para su potabilización», como indica ve.scielo.org.
En el tratamiento de las aguas se deben seguir las recomendaciones de la ONU, en el ODS 6 de la Agenda 2030 programas relativos al agua y el saneamiento, como los de captación de agua, desalinización, uso eficiente de los recursos hídricos, tratamiento de aguas residuales, reciclado y tecnologías de reutilización.
Sandor Alejandro Gerendas-Kiss
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