Decíamos en nuestro anterior artículo que la ignorancia en materia ecológica, cambio climático y calentamiento global es altamente preocupante y tiene mucho que ver con las deficiencias de nuestros sistemas educativos y al mínimo centimetraje que la mayoría de los medios de comunicación otorgan a estas cuestiones.
En dicho post prometimos a nuestros lectores realizar un estudio sobre los espacios que dedican los periódicos del país a cuestiones ambientales, como la ecología, el cambio climático, el calentamiento global, especies en extinción, etc. Pues, efectivamente, realizamos dicha investigación y, lamentablemente, los resultados son realmente desalentadores. El estudio abarcó la versión digital de 30 de los periódicos más importantes del país, ubicados en la capital y en un amplio abanico de regiones del interior.
Escogimos dos días al azar para realizar la encuesta: el domingo 31 de enero y el martes 9 de febrero de 2010, así dispondríamos de un día feriado y de un día hábil cualesquiera.
En primer lugar nos propusimos investigar si existe o no una sección o pestaña fija, diaria, denominada Medio Ambiente, Ecología o con un nombre similar en los medios listados. Para nuestra sorpresa encontramos una sección de Medio Ambiente solamente en una publicación, correspondiente a Analítica.com, donde se trata el tema con mucha dedicación, con más de media docena de artículos diariamente, apropiadamente ilustrados. En conclusión, de los 30 periódicos examinados 29 no dedican un espacio formal al tema ambiental, al menos en esos dos días que examinamos.
En segundo término quisimos averiguar cuántos periódicos dedicaron algún espacio a noticias o artículos ambientales en esos dos días. El domingo mencionado 11 periódicos trajeron algo relacionado con el tema, pero 19 no lo hicieron. Es decir, el día en que se lee más la prensa, 63 de cada 100 medios no se refirieron a algo relativo a ecología, medio ambiente, cambio climático o calentamiento global. Pero el martes el resultado fue aún peor, porque sólo 7 medios reseñaron alguna noticia o artículo sobre la materia y 23, o sea, 77 de cada 100 no mencionan la cuestión.
Sabemos que el deporte y la farándula son dos temas que atraen a grandes multitudes y cuya lectura es mucho más entretenida y placentera que el “fastidioso” asunto del calentamiento global o el “angustiante” peligro de extinción de la vida sobre la Tierra. Algunos pudieran decir que ya suficiente ansiedad tienen como para angustiarse con los problemas ecológicos.
Sin embargo, a ellos decimos que se trata, nada más y nada menos, de la suerte de la especie humana. Si fallamos nos extinguimos. No podemos fallar. Si emulamos la política del avestruz corremos un gran riesgo: esconder la cabeza en la tierra para no ver el peligro, creyendo que con ese acto lo alejamos o evitamos. No deberíamos actuar de esta manera porque para ello los humanos somos superiores a las asombrosas aves corredoras.
Estamos en un mundo de información, al punto de que hay quienes sostienen que la información es la mercancía más valiosa. Alguien que esté más informado que otro estará mejor preparado que aquél, y es aquí donde deberían entrar los periódicos como jugadores activos. Los problemas son serios y reales, delante de nuestra vista está el acelerado deterioro. Quienes conocemos la historia de Venezuela sabemos que los cronistas antiguos refieren ríos caudalosos de la época, navegables hasta por buques de mediano calado, especialmente en los Andes y otras regiones occidentales, que hoy día no son más que riachuelos y algunos hasta se han secado por completo. Es un hecho irrebatible que se han menguado en tan sólo quinientos años, lapso despreciable en términos geológicos, donde los cambios se miden en millones de años.
Ante tales evidencias, no debería haber excusa alguna para no abrir una sección de Medio Ambiente. Si los medios de comunicación comenzaran a dar un mayor centimetraje al tema, entonces la ignorancia en materia ecológica, cambio climático y calentamiento global disminuiría y la población iría tomando mayor conciencia. Los periódicos pudieran hasta inducir a los institutos educativos de alguna manera, por ejemplo con material idóneo o mediante concursos literarios de ficción o no ficción que versen sobre estos temas. Tienen que esforzarse y poner un mayor énfasis en el problema. Si cada quien pusiera su granito de arena quizás pudiéramos evitar la catástrofe. Si no, tarde o temprano nos alcanzará irremediablemente.
Sandor Alejandro Gerendas-Kiss
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