Dinero, población, commodities y clima, sin duda alguna, marcan nuestro devenir diario en el convulsionado mundo que hemos construido. Con ellas hemos sentado nuestra tesis de las cuatro burbujas del apocalipsis: “El dinero, la población, los commodities y el clima se encuentran en fase de burbuja y forman un sistema en el que están estrechamente relacionadas entre sí, de modo que cada una afecta a las otras y a su vez es afectada por las restantes”. Cierto es que la vivienda, cuya burbuja vimos estallar recientemente, también reviste una inmensa importancia, pero, consideramos que las cuatro primeras categorías son suficientes para nuestro trabajo.
Sabemos que una burbuja económica es una subida anormal y prolongada del precio de alguna acción, producto o servicio, provocada por uno o varios agentes externos. Una burbuja económica tiene un ciclo de vida que culmina con su estallido, que se manifiesta con la bajada bastante rápida de los precios, y sólo se detiene cuando encuentra su equilibrio de manera natural (o artificial) en un nivel significativamente más bajo que el punto máximo alcanzado. Si este nivel resulta demasiado bajo, entonces sobreviene el crack o la quiebra.
Los precios de los commodities y la inflación de la masa monetaria obviamente son susceptibles de entrar en fase de burbuja económica, pero ¿puede entrar en fase de burbuja el clima? ¿Puede hacerlo el crecimiento poblacional? Para comprobar que encajan en la definición de burbuja, basta observar que el cambio climático y la población, desde un tiempo “x”, vienen experimentando un crecimiento sostenido, anormal respecto a épocas pasadas, son provocados por uno o más agentes externos y no es descabellado pensar que en un tiempo “y” pudiesen culminar en un estallido.
Ahora bien, las preguntas que de inmediato surgen son: ¿cómo imaginamos el crack o la quiebra de las burbujas? ¿Pueden conducirnos a un apocalipsis? ¿Existe realmente esa posibilidad? Es posible, pero tal vez sería necesaria la quiebra del sistema mismo, es decir la convergencia del estallido de varias burbujas a la vez, en una especie de tormenta perfecta que, in extremis, conduciría a algo tan grave como la imposibilidad de continuar la vida sobre la Tierra. Sobrevendría la extinción de la especie humana y de muchas otras especies. Si nos descuidamos y no somos capaces de identificar las verdaderas amenazas y aplicar los correctivos a tiempo, estaríamos facilitando la llegada del fin del mundo. Si la crisis financiera global se profundizara, por ejemplo, entonces veríamos, como ya hemos visto antes, a países impedidos de desembolsar los recursos para el cumplimiento de acuerdos o protocolos climáticos vitales, o no considerarlos entre sus prioridades, firmados con objeto de detener el crecimiento de sub-burbujas tales como el incremento del calentamiento global, el ensanchamiento de la capa de ozono, el crecimiento de superficies esquilmados por la tala indiscriminada de bosques y selvas, o el aumento de la contaminación de los océanos y mares, entre otros, que atentan contra el mantenimiento de la vida en el planeta. Si la población mundial continúa su crecimiento vertiginoso, solo por citar otro ejemplo, entonces se tendrá que disponer de mayor cantidad de tierras para el cultivo y la ganadería, agravándose los problemas ambientales correspondientes En los cuatro artículos siguientes estudiaremos con mayor profundidad cada una de las burbujas y trataremos de despejar cuestiones fundamentales sobre ellas. .
Estos son los temas que de ahora en adelante vamos a estar tratando en este blog, así que nuestros lectores podrán disponer de artículos de economía, temas ambientales, explosión demográfica y por supuesto lecturas sobre novelas apocalípticas, post apocalípticas, ficción ecológica, etc., siempre acompañadas de un toque de alerta sobre la catástrofe que pudiera sobrevenir, siempre con el deseo de que pueda evitarse.
Sandor Alejandro Gerendas-Kiss
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