Algunos científicos aseguran que lo que está sucediendo en Borneo es la mayor y más veloz catástrofe ecológica hecha por el hombre en la historia de la humanidad.

Groenlandia, con sus 2.175.600 Km2, es la mayor isla del mundo; Nueva Guinea, con 792.500 Km2, es la segunda y Borneo, con sus 743.330 Km2, ocupa la tercera posición entre las mayores islas de la Tierra y es más grande que Francia.

Borneo (Kalimantan en indonesio) tiene una curiosa subdivisión política en tres partes: de las cuales Malasia posee 26,7%, Indonesia el 72,6% y Brunéi menos del 1%. En cuanto a los bosques, éstos cubrían la casi totalidad de la isla, que tiene una población cercana a los 18 millones de habitantes y una fauna entre las más biodiversas del mundo.

La semana pasada, cuando hablamos de Cubagua, una pequeña isleta ubicada al noreste de Venezuela, de apenas 24 Km2, narramos el desastre ecológico que padeció en tiempos tempranos, puesto que sus milenarios ostrales, única especie del lugar, fueron esquilmados en un lapso de 30 años, entre 1515 y 1545.

Este ejemplo de depredación es tan sencillo de comprender y claro de visualizar, por su pequeñez, rapidez y única especie, que dijimos que Cubagua podía servir de Unidad de Comprensión y Medida para entender y cuantificar la extracción intensiva de recursos naturales por parte de humanos, en cualquier lugar del planeta.

Traemos esto a colación con referencia a Borneo, donde está ocurriendo una depredación hecha por humanos de los siglos 20 y 21, similar a la de Cubagua, salvando la diferencia por sus complejos sistemas ecológicos y tamaño, ya que pudiera alojar en su superficie más de 32.000 isletas como la venezolana. Por ello, el Caso Borneo no es de tanta simplicidad como el Caso Cubagua, sin embargo, con la data que se dispone, las opiniones que se manejan y la escasa información actualizada no dejan mucho espacio para intuir que la suerte de la selva y fauna de Borneo no será muy distinta al de las madreperlas de Cubagua, a menos que se tomen medidas efectivas para detener la catástrofe ecológica, algo que desde hace unos años se está intentando, bajo el nombre de Corazón de Borneo, una zona protegida impulsada por varias organizaciones entre las que se destaca la WWF.

Antes de todo esto, la otrora exuberante selva lluviosa de Borneo era casi impenetrable por la gran variedad y cantidad de árboles que la conformaban previo a las décadas de 1980-1990, cuando la selva fue objeto de una deforestación hostil, con pérdida de dos tercios de su extensión, que la convirtió en la mayor exportadora de maderas del mundo, incluso por encima del Amazonas y África juntos. De este modo, los hermosos y variados troncos de Borneo terminaron, en un lapso similar a la depredación en Cubagua, como casas de madera, pisos de parqué, muebles, papel, ganchos para ropa y otros artefactos.

Así las cosas, los árboles extraídos en tiempo récord dejaron enormes espacios vacíos en la gran isla, que no tardaron en ser ocupados con la siembra de la palma de aceite, conocida por su negativo impacto medioambiental, como pérdidas de hábitats y extinción de especies, segundo detonante de la destrucción de la flora y fauna de Borneo, lo cual no ha parado hasta el día de hoy. En poco tiempo Malasia se convirtió en el mayor exportador de aceite de palma y sus derivados a escala planetaria, debido a la creciente demanda de dicho comodities por parte de grandes corporaciones alimentarias, cosméticas y de biocombustibles, aunque algunas de ellas, en años recientes, han cancelado sus relaciones con los grandes proveedores de tan cuestionada materia prima.

Como si fuera poco, para eliminar restos de material vegetal y limpiar extensos territorios para las siembras de aceite de palma se procedió a frecuentes quemas intencionales que a veces se convertían en enormes incendios incontrolables, dañando aún más la vida silvestre de Borneo, del cual se carece de datos, además de enviar millones de toneladas de gases invernadero a la atmósfera.

Los bosques de Borneo son unos de los más biodiversos del mundo. Según la WWF, se estima que la isla cuenta con al menos 222 especies de mamíferos, 420 de aves residentes, 100 anfibios, 394 peces y 15,000 plantas.

Encontrar cifras confiables y actuales sobre la reducción de especies en Borneo es un trabajo rudo, pero no hay que ser muy creativo para imaginar que la mortandad de animales debe haber ido en línea recta con la destrucción de los bosques. Un caso emblemático es el orangután de Borneo, cuya población ha caído un 60% en los últimos 60 años y se calcula que disminuirá en otro 22% para 2025. Hay tres causas que originan esta veloz disminución: la destrucción de los hábitats, la caza furtiva y la matanza de orangutanes para proteger el fruto de las palmas de aceite, que se convirtieron en el sustituto alimentario de la especie.

Borrar del mapa semejante sistema ecológico, lleno de vitalidades, humedades y diversidad biológica, formada durante millones de años, donde convivían miles de especies, no tiene parangón en la historia reciente de la Tierra. Si a ello unimos la destrucción de la que está siendo objeto el Amazonas, no hay ciencia ni modelos computarizados que puedan predecir las consecuencias que traerán en un próximo futuro el haber extirpado los dos mayores pulmones del mundo, ni voz que pueda afirmar que semejante catástrofe no fue obra del homo sapiens sapiens.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss

Fuentes:

Morison, Samuel Eliot y Commager, Henry Steele Historia de los Estados Unidos de Norteamérica. 1ra. edición en inglés, 1930.1ra. edición en español, 1951. Fondo de Cultura Económica. México – Buenos Aires.

Mongabay. Borneo. Recuperado de http://data.mongabay.com/borneo.html