El 22 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial del Agua. El lema de este año es el título que encabeza este artículo.

Estas tres sencillas palabras, “salvemos nuestros glaciares”, ya de entrada nos está indicando que existe una relación entre los glaciares y el agua dulce.

¿Qué es un glaciar?

Los glaciares son grandes masas de hielo y nieve originada en la superficie terrestre por acumulación, compactación y recristalización de la nieve. Los glaciares se localizan en zonas montañosas y en las regiones polares, y se van moviendo lentamente por obra de la gravedad.

Al derretirse un glaciar de las regiones polares, sus aguas dulces caen al mar y se mezclan con las aguas saladas, mermando de este modo las reservas de agua potable del planeta. De hecho este fenómeno se está acelerando por efecto de los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global. Por ello es urgente luchar contra el cambio climático.

Y entonces, ¿qué hay con los icebergs? Un iceberg es un fragmento de hielo que se ha desprendido de un glaciar y flota en el mar.

Habida cuenta de esto, rápidamente podemos imaginar lo que sucedería en un caso hipotético de que se derritieran todos los glaciares.

Un 10 % de la Tierra está cubierta por glaciares, y en tiempos de la “era del hielo” ese porcentaje había llegado hasta un 30 %. Los glaciares acumulan más del 75 % del total de aguas dulces del planeta.

Un glaciar tarda en formarse miles de años, sin embargo, debido al constante aumento de temperatura de la Tierra, los glaciares se están derritiendo en pocas décadas y llevan más de cincuenta años retrocediendo.

La causa principal de la fundición de los hielos es el calentamiento global. A menor número de glaciares, habrá más calentamiento global, a menos que el cambio climático pueda revertirse.

La actividad humana es la mayor responsable de ello, principalmente por la emisión de CO2 y otros gases, la deforestación, la contaminación de los océanos, y el haber sobrepasado varios de los nueve límites de la Tierra.

Las formaciones heladas ubicadas al norte de los Andes se conocen como “glaciares ecuatoriales”, y hasta ahora han sido los más sensibles a la rápida disminución de sus masas, debido a su ubicación tropical, por intermedio del calentamiento global.

¿De dónde se nutren las aguas de ríos en zonas tropicales o calientes donde no existen glaciares? Por ejemplo, el río Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo.

Las aguas del río Amazonas provienen de la cordillera de los Andes, en Perú. El río nace en la quebrada de Apacheta, en la región de Arequipa, a 5597 sobre el nivel del mar.

Sus aguas provienen del deshielo del Nevado Mismi, una montaña de más de 5000 metros sobre el nivel del mar. Las aguas fluyen hacia el río Apurímac, que se une al Ucayali que a su vez confluye en el Marañón para formar el cauce principal del Amazonas.

Los glaciares de las cadenas montañosas con nieves perpetuas son esenciales para preservar la vida del planeta. Sus procesos naturales de deshielo son los grandes proveedores de agua potable para las poblaciones, para usos agrícolas e industriales, así como en la producción de energía limpia y para mantener los ecosistemas saludables.

Todo lo expuesto aquí nos indica, que la conservación de los glaciares es imprescindible para preservar el agua que permite la vida en la Tierra.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss
Editor de SGK-PLANET