El cambio climático avanza más rápido que la comprensión humana de la crisis de la Tierra o el lento cambio de actitud de los principales causantes del problema.

Nuestra propuesta

¿Qué debe hacerse luego de un cuarto de siglo de reuniones anuales de las COP, conferencias climáticas de muy buenas intenciones pero muy pobres resultados?

En opinión de SGK-PLANET debemos seguir confiando en la ONU, en las COP y en el Acuerdo de París. Pero a partir de este año 2020 la lucha contra el cambio climático debe tomar un giro drástico, sin precedentes, orientada hacia nuevas formas, nuevos procedimientos y nuevos actores.

Nuestra propuesta está enfocada en la transición energética, que es tan solo uno de los múltiples desafíos que hay que afrontar en beneficio de la vida en el planeta. Sin embargo, la eliminación de un alto porcentaje del uso de combustibles fósiles, en 10 años, sería una importante victoria para la humanidad.

La transición energética

La propuesta permitiría avanzar con mayor rapidez hacia los nuevos objetivos, que deberían ser definidos con urgencia y plasmados en un cronograma para los próximos diez años. Por ejemplo, un buen objetivo sería lograr para 2030 que el 75% del transporte terrestre estuviera basado en la electromovilidad.

Las metas de la década

La electromovilidad es uno de los componentes de mayor peso dentro de la transición energética y la lucha contra el cambio climático.

Para comenzar, la ONU prepararía reuniones con los 15 o 20 mayores fabricantes de automóviles del mundo, bien sea todos juntos, en grupos o de manera individual. El objetivo sería lograr un acuerdo con cada una de las marcas.

Cada marca tendría que presentar una hoja de ruta para alcanzar la Meta de la Década. Si todo sale según lo planificado, para 2030 el 75% del transporte terrestre estaría basado en la electromovilidad. Sería un paso inmenso en la lucha contra el cambio climático que tres cuartas partes de los vehículos que circulan por las carreteras del mundo sean eléctricos.

Esto no debería ser tan difícil, puesto que cambiar el 75% del parque automotor mundial sería una oportunidad de negocios nunca vista para el sector. Si alguna de las marcas tomara la delantera, las otras tratarían de alcanzarlo para no perder su participación o share del mercado, lo cual iría en beneficio de la electromovilidad.

Las ventajas de metas tangibles, resultados parciales y visión panorámica

Cada fabricante de autos y otros transportes eléctricos deberían presentar su plan para lograr su meta del 75%. Este plan o acuerdo debería mostrar los objetivos anuales para alcanzar la meta de la década. Los resultados parciales serían presentados a la ONU cada año. La Organización se encargaría de validar los resultados. Como reconocimiento por su esfuerzo, los gobiernos pudieran otorgar rebajas fiscales y otros incentivos a los fabricantes para ayudar a cumplir su meta de la década.

Finalmente la ONU consolidaría los resultados individuales y así se tendría una visión panorámica anual de la situación. De este modo se pudieran hacer los correctivos en caso de ser necesarios, mediante una métrica sencilla que permitiría evaluar fácilmente el desempeño de cada fabricante y el total del grupo.

Las cifras concretas facilitarían el seguimiento y control de la meta de la década, en contraposición a la contabilización de la ambición climática de los 197 países firmantes del Acuerdo de París, algo mucho más engorroso, si no imposible.

La energía eólica y la energía solar

Estos dos sectores también son fundamentales en la lucha contra el cambio climático. Para ellos nuestra propuesta es similar al de las plantas ensambladoras de vehículos. La meta de la década sería que el 75% de la energía eléctrica generada en el mundo sea limpia.

A semejanza de los fabricantes de automóviles, la ONU tendría que realizar reuniones anuales con ambos sectores, a fin de revisar las metas que cada fábrica ha establecido y compararlas con sus resultados.

La idea es multiplicar la producción de aerogeneradores y paneles solares fotovoltaicos en los próximos diez años, hasta cubrir la meta de la década. Si esto se logra, para 2030 la mayoría de los hogares, oficinas y negocios dispondrían de energías limpias y habría una importante caída de la huella de carbono global.

La transición del consumidor hacia la electromovilidad

Cada país debería ayudar a sus ciudadanos a realizar la migración de los automóviles de combustión interna por autos eléctricos. Mediante condiciones crediticias especiales, todos pudieran formar parte de la transición energética. En este punto los bancos e instituciones financieras tendrían un importante papel. De este modo hasta los consumidores de menores recursos pudieran acceder a la electromovilidad. Las operaciones de Financiamiento Climático pudieran disfrutar de incentivos fiscales para los bancos que hagan estas clases de transacciones.

La transición de los países en desarrollo hacia la electromovilidad

La instalación de redes electrineras o puntos de recarga, en algunos países debería ser realizada o financiada por los gobiernos. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial tendrían un rol importante en este aspecto.

Conclusiones

La nueva estrategia que hemos presentado respecto a la transición energética es sencilla de supervisar, medir y ajustar, ya que se trata de cifras tangibles y la intervención de pocos interlocutores. Además, los fabricantes de autos, aerogeneradores y paneles solares son hombres de acción, lo cual facilitaría las negociaciones y el avance de los acuerdos.

Por ello creemos que nuestra propuesta es perfectamente viable en el plazo establecido. Si se cumplen los objetivos habremos alcanzado las tres cuartas partes de la transición energética y en apenas diez años tendríamos un mejor planeta.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss