El efecto invernadero es un fenómeno que le ha permitido a la Tierra mantener temperaturas en un rango bastante uniforme durante millones de años, ideal para el desarrollo de una gran diversidad de vida. ¿Cómo funciona? Los rayos solares llegan del espacio, rebotan en la superficie del planeta e intentan escapar de nuevo al cosmos, pero una parte es atrapada por algunos gases de la atmósfera, siendo el dióxido de carbono (CO2) el más frecuente. En otras palabras, el aumento del CO2 en la atmosfera provoca una mayor absorción de radiación infrarroja, impidiendo que se escape al espacio, lo cual provoca el calentamiento del planeta. Si no ocurriera este fenómeno la Tierra sería un planeta helado, probablemente deshabitado como la mayoría de los otros, o cuando menos no apto para la vida tal como la conocemos.

Sin embargo, este mecanismo, que durante millones de años ha protegido a las especies, puede volverse en contra de ellas debido a la actividad humana. Desde la invención de la máquina de vapor, el motor de gasolina y de gas natural, utilizados en la industria, los sistemas de transporte y la maquinaria agrícola, las emisiones de CO2 han aumentado en proporciones importantes. Especialmente desde la década de los 1950 se observa constantes incrementos en los patrones de temperatura. Desde entonces el calentamiento global y el cambio climático comenzaron a verse como un problema preocupante y la conciencia sobre los fenómenos climáticos se ha vuelto un tema cotidiano. Si el calentamiento global continúa sin poder ser controlado pudiera suceder una extinción masiva de especies. Además, es probable que ocurran eventos de gran intensidad y frecuencia, como fenómenos meteorológicos, olas de calor, sequias, incendios de vegetación, inundaciones, huracanes y tornados.