Bonn, ciudad sede de la COP23

Ha caído el telón sobre el escenario que dio cabida a la vigésima tercera Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático, llevada a cabo entre el 6 y 17 de noviembre de 2017, en Bonn, presidido por Fiji. La ciudad alemana facilitó el espacio, la infraestructura y parte de la organización necesarias para llevar a cabo el evento. ¿Por qué Bonn? Porque es la sede permanente de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC). Para la celebración de estas conferencias, Bonn ha confirmado en múltiples ocasiones su experiencia. Entre ella cabe mencionar las reuniones climáticas de la ONU, tales como la COP5, 1999 y la segunda parte de la COP6, 2001.

Fiji, su vulnerabilidad y analogía con el futbol

Fiji es un minúsculo país insular de las Polinesias, a tres horas de vuelo de la tierra firma más cercana, ubicado en la soledad del océano y azotado con frecuencia por ciclones e inundaciones y la furia de las olas. Con sus cerca de 300 islas de origen volcánico, el territorio de Fiji está formado por atolones, cuya poca altura la hace muy vulnerable a los efectos previsibles del cambio climático. Por dicho motivo el primer ministro de Fiji, Frank Bainimarama, asumió la presidencia de la COP23 determinado a mantener el impulso del Acuerdo de París, y el esfuerzo de reducir la emisión de carbono, principal causante del calentamiento global. Ya en la COP22 había dicho: “Para utilizar una analogía deportiva muy querida en nuestras islas, la comunidad mundial no puede permitirse perder el balón en la respuesta decisiva acordada en París para hacer frente a la crisis del calentamiento global a la que todos nos enfrentamos, en el lugar del planeta donde sea que vivamos. El balón le va a llegar a Fiji y tengo la intención, como presidente designado de la COP y procedente de un pequeño estado insular en desarrollo, de llevarlo tan lejos como se pueda (…)”.

COP23, una conferencia – dos zonas

El evento, como todos los años, fue auspiciado por la CMNUCC, esta vez bajo la coordinación de Patricia Espinosa Cantellano, su secretaria ejecutiva, que desplegó una intensa labor para llevar a feliz término el magno evento. Espinosa es una diplomática mexicana que se desempeña en el cargo desde 2016. Antes de ello fue titular de la Embajada de México en Alemania.

La COP23 tuvo como lema “una conferencia, dos zonas”, debido a que en la “Zona Bonn” se celebraron los eventos centrados en la acción climática mientras que en la “Zona Bula” fue donde los gobiernos mantuvieron sus conversaciones. En fiyiano la palabra “bula” significa “hola” y expresa un deseo de buena salud y felicidad.

Los pabellones y las medidas de seguridad

Los pabellones de China, Francia, Gran Bretaña y Alemania estaban muy cerca unos de otros, ubicados bajo la gran carpa de la zona Bonn. Los alrededores estaban decorados con los colores de Fiyi, en forma de semicírculo, como invitando al diálogo y la cordialidad. El pabellón de India presentaba un diseño futurista en el que destacaba un globo terráqueo digital. También se hizo presente un pabellón indígena, perteneciente a los representantes de los pueblos originarios de la Amazonia, los Andes y las costas de Suramérica.

Para penetrar a este conglomerado de pabellones había que atravesar un espacio de seguridad lleno de dispositivos infrarrojos, detectores de metales y guardias entrenados. Además de todos estos controles, las autoridades extremaron otras medidas, como requerir la acreditación de prensa, diplomática o técnica. Aquel que portara una botella con algún líquido, debía tomar un trago para evidenciar que no se trataba de una sustancia peligrosa.

Siete temas vitales sobre la mesa

En los primeros tres días de la agenda de Acción Climática Global (ACG) se enfocaron las acciones en siete áreas principales: energía, agua, océanos y costas, asentamientos humanos, transporte, industria y bosques. Los días 13 y 14 los eventos se centraron en el segmento de alto nivel, en estos días los participantes destacados presentaron temas sobre innovación, resiliencia, desarrollo sostenible. En la tarde del día 15 fueron expuestos los aspectos más destacados del programa de la ACG directamente a los delegados de los países, ministros y jefes de estado, en la reunión plenaria principal de negociaciones.

Estados Unidos y la COP23

Estados Unidos se presentó a la conferencia con una delegación de bajo rango, tras la decisión del presidente Donald Trump de abandonar el Acuerdo de París. No obstante, no bloqueó las negociaciones. La ministra de Medio Ambiente de Alemania, Barbara Hendricks, calificó de “profesional y constructivo el desempeño de los estadounidenses”. Además, varios estados, ciudades y representantes de empresas y de la sociedad civil estadounidense estuvieron presentes en la reunión, desde donde enviaron un claro mensaje: “We are still in”, “continuamos adentro”, suscritas por universidades, gobernadores, alcaldes y senadores, incluidos del partido Republicano, asegurando que cumplirían las metas asumidas en el Acuerdo de París. Mediante la asociación America’s Pledge, que reúne personalidades como Jerry Brown, gobernador de California, Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York y Ed Markey, gobernador Massachussets, ratificaron su compromiso con el planeta. El senador por Hawái Brian Schatz dijo: “Ni siquiera el hombre más poderoso de Estados Unidos puede detener el desarrollo de las energías limpias”. Markey apuntó: “el presidente ocupa un mandato “temporal”, mientras que la lucha climática es una apuesta de futuro”. World Wildlife Fund (WWF) añadió: “Cada vez son más los gobernadores, alcaldes, empresarios y otros actores de Estados Unidos que dan un paso adelante para liderar la batalla contra el cambio climático”.

China aprovecha espacio dejado por Estados Unidos

La ausencia de la mayor economía del mundo fue aprovechada por la segunda mayor economía del planeta y primer emisor de gases de efecto invernadero. China instaló un enorme pabellón en el centro de la Zona Bonn, a orillas del lago en el Rheinaue Park, el pulmón verde de la ciudad, junto al río Rin

El discurso del gigante asiático evidenció un papel más activo respecto a conferencias anteriores. El representante especial de China sobre asuntos del cambio climático, Xie Zhenhua, declaró que aspiraba que estas conversaciones de la ONU sobre el clima produjeran resultados esenciales que atendiesen los asuntos concernientes a los países en desarrollo, además de una firme determinación para implementar el Acuerdo de París. Xie hizo las declaraciones en el foro de alto nivel de cooperación sur-sur sobre cambio climático, en el pabellón de su país.

Una buena sorpresa, pero solo a medias: una alianza para dejar atrás el carbón

El carbón es uno de los combustibles más contaminantes y el primero que se empleó en forma masiva hace tres siglos. Hoy día, a pesar del tiempo que ha transcurrido desde entonces, su uso aún está muy extendido en todo el planeta. El carbón es una de las principales fuentes que se utilizan en las plantas generadoras de electricidad, con el 40 % de la producción mundial, dato que muy pocos conocen, puesto que no es tan noticioso como el petróleo y la gasolina. El carbón, además, con un 25%, es la segunda fuente de energía primaria utilizada en el mundo, solo por detrás del petróleo. Por todo esto, la quema de carbón es una de las principales fuentes de dióxido de carbono (CO2) de origen antropogénico, causantes del calentamiento global.

La buena noticia es que en medio de la COP23 se ha conocido que más de veinte países han creado una alianza global mediante la cual se comprometen a eliminar el carbón de la generación eléctrica antes de 2030. La creación de la “” fue impulsada por la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, Catherine McKenna, y la ministra de Cambio Climático e Industria del Reino Unido, Claire Perry. El acuerdo para dejar en el pasado el uso del carbón como combustible fue firmado por Angola, Austria, Bélgica, Canadá Británico, Costa Rica, Dinamarca, El Salvador, Fiji, Finlandia, Francia, Italia, Luxemburgo, Islas Marshall, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Niue, Portugal y Suiza. Sin embargo, entre los países no firmantes figuran Alemania, anfitriona de la conferencia, España y Polonia. Tampoco los tres mayores emisores de CO2 y consumidores de carbón, como son China, India y EE. UU.

Tres días después de haber concluido la COP23 se unieron a la alianza los estados Oregon y Washington de Estados Unidos y Alberta, Ontario, Quebec y Vancouver de Canadá.

El infaltable impase de última hora

La reunión transcurrió con toda normalidad y cada día se centró en una actividad diferente, según lo pautado, hasta que, en la última noche, ya listos para alzar las copas, se presento una situación desagradable que paralizó la reunión, la cual se prolongó hasta altas horas de la madrugada. En las COP no pocas veces ha sucedido que, a la hora del cierre, cuando el camino ya parece allanado, salta una liebre que pone de cabeza a la conferencia. Y esto fue lo que ocurrió esa noche. Así lo explicó a Efe, en una entrevista, el comisario Europeo de Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete, quien detalló que “naciones que no han puesto objeciones en todo el proceso previo a esta cumbre del clima y durante la misma, las están poniendo en este momento con la esperanza de conseguir resultados para sus países”. Tanto el comisario como otras fuentes consultadas por Efe aseguraron que los Estados que pusieron estas objeciones son los llamados “Países en Desarrollo con la misma Visión”, como China, India, Arabia Saudí e Irán. Estos países quieren “desvirtuar”, según Arias Cañete, un artículo del Acuerdo de París, denominado “Diálogo Facilitador” o “Diálogo de Talanoa”, en el que los países se comprometían a revisar la ambición de sus compromisos climáticos nacionales en 2018. Finalmente las controversias quedaron zanjadas. Veremos qué pasa en la COP24, Kotowice, Polonia, 2018.

Opiniones y conclusiones

Entre los principales logros de la COP23, se convino que los países más industrializados suministren cada dos años un informe sobre la provisión de los $100.000 millones anuales que se debe recaudar para financiar a los países en desarrollo, a partir de 2020, año en que entrará en vigor el Acuerdo de París. Estos fondos serán destinados para la adaptación requerida en la lucha contra el cambio climático.

La síntesis de la COP23 quedó muy bien expresada por Michael Schäfer, de la organización ambientalista WWF. “La conferencia del clima no fue un gran golpe, pero tuvo los resultados esperados. En Bonn se trabajaba en la letra chica y la conferencia ha producido mucha letra chica. Pero todavía no hemos llegado a la meta ni por lejos”, valoró. El ministro de Medio Ambiente de Brasil, José Sarney Filho concluyo: “Dejamos Bonn habiendo avanzado alguna distancia en dirección a nuestros objetivos colectivos, pero es un viaje ambicioso y todos los países necesitarán mejorar en el futuro”.

Patricia Espinosa, entre otras cosas, dijo: “con la adopción del Diálogo de Talanoa, la conferencia ha facilitado una plataforma de lanzamiento para pasar a la siguiente etapa de mayor ambición. También ha avanzado en las directrices de implementación del Acuerdo de París para que en 2018 sea posible realmente apoyar la cooperación internacional de manera sostenida, y los esfuerzos nacionales para lograr un mundo más seguro, próspero y mejor para todos”.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss