Es tanta la variedad de productos nocivos que emitimos y tan diversos los medios que dañamos que resulta arduo inventariar y comprender en su totalidad la multiplicidad de sustancias y factores que intervienen en el daño, y mucho más difícil, por no decir imposible, predecir el impacto que tendrá la sumatoria de sus efectos sobre el planeta en términos de 50 o 100 años. El ser humano en poco tiempo ha convertido a la Tierra en una especie de supermercado o tienda por departamentos de contaminantes y contaminados.

Faltando poco más de una semana para el inicio de la cop15 Copenhague,  la Cumbre sobre cambio climático auspiciado por la ONU, a efectuarse en la capital de Dinamarca entre el 7 y el 18 de diciembre de 2009, es válida la ocasión para repasar ciertos conceptos y recordar algunos aspectos relevantes sobre nuestro querido y agredido planeta, el hábitat que nos ha tocado compartir con casi siete mil millones de seres humanos.

La contaminación, en el concepto clásico, se produce cuando ciertos elementos causantes de efectos nocivos se acumulan en cantidades que la naturaleza no puede reciclar. Una especie está en peligro de extinción cuando se encuentra comprometida su existencia globalmente.

Para tratar de comprender la magnitud del problema, que ya afecta a la mayoría de la diversidad biológica, en primer lugar cabe recordar los tres medios que contaminamos o afectamos: el aire, la tierra y el agua. Pero, ¿cómo lo hacemos?

Tratando de analizar la cuestión, hemos concluido que realizamos la afectación de tres maneras diferentes: por inyección, por extracción y por invasión. Disponemos pues, matemáticamente hablando, de nueve fórmulas distintas para contaminar o afectar a nuestro entorno.

Esta larga lista muestra que nuestra actividad sobre el medio ambiente ha convertido a nuestro planeta en un auténtico hipermercado de contaminación. Es arduo comprender que todavía exista gente que no admite la gravedad del problema. Por ello hay que seguir escribiendo.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss